Sin
saber que Sarita lo había matado, descuartizado y enterrado, Pablito se armó de
valor y buscó a Francisco para que le devolviera su caramelo. No iba a dejarse
vencer por un matón sin corazón una vez más. Lo buscó durante días sin parar.
Lo buscó por todas partes. Preguntó a todo el mundo. Pero no tuvo éxito en su
incansable búsqueda. Le costó dejar de buscarlo, pero lo hizo cuando entendió
lo que estaba ocurriendo. Entendió que
Francisco no era tan fuerte como él pensaba, sino débil y cobarde. Por eso se
estaba escondiendo. Francisco se había engañado a sí mismo todo este tiempo. Y
había engañado a todo el mundo. Pero Pablito ya sabía la verdad. Que era un
cobarde. Así que aceptó que había
perdido su caramelo injustamente, pero también que había más caramelos en el
mundo. Ya se esforzaría de manera honrada en conseguir otro caramelo y con el
tiempo aprendería a protegerlo mejor… Pero no iba a seguir sufriendo por un cobarde disfrazado de fuerte. Poco
después, Pablito se compró otro caramelo y lo compartió con su hermano.
Mientras tanto, Sarita que no
había saciado por completo su sed de venganza, mató también a Patricia, la
amiga de Francisco, que siempre le pareció una cotorra insufrible. Y ya que
estaba también se comió su corazón, que le supo más amargo de lo normal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario